domingo, 16 de mayo de 2010

Cap. 3: Amistad por fin...

Esa noche casi no dormí desde esa horrible pesadilla. ¿Podía la ausencia de una amiga crear tal paranoia, o era que esas pesadillas eran como un “presagio” (por supuesto todo a mi manera…) de lo que ahora mismo estaba sucediendo?

Me levanté con un dolor de cabeza increíble que tuve desde las dos más o menos cuando empecé a sollozar por todo lo que me estaba pasando y sobre todo por Alex. No quería ir al instituto pero me resigné porque seguro que a mi madre le molestaba, y creo que ya estaba bastante enfadada con lo de “mi móvil nuevo” y no quería que además de enfadarse, se deprimiese más por no querer acercarme a más seres humanos que no fuesen ella.

Aunque el autobús no llegaba y faltaban diez minutos para empezar la clases, no me daba la gana andar porque desde ayer hasta el fin de mis restos iba a aborrecer ese camino. Estoy segura.

Cuando por fin llegó el autobús estaba casi vacío y las únicas personas que había me sonaban… de mi pesadilla. Y allí estaba yo, directa a un lugar de horrores donde en cualquier momento se podía hacer realidad cualquiera de mis pesadillas y donde si no se hacían realidad, Heather y Noah me asegurarían un día de locos.

La peor hora fue la de trigonometría: era la única que tenía con las DOS hermanas Monster de la Crueldad con las Impopulares (mi apodo para Heather y Noah cuando me ponían los pelos de punta de la pura rabia que me hacía desearles muertes horribles a ambas). Casi siempre tenía alguna clase con alguna de las dos, pero resulta que no eran tan valientes si no estaban la una con la otra. Aquella fue una de las pocas en las que me concedían el honor de lanzarme bolas y avioncitos de papel. Sabía que si le decía algo al señor Watering me acusaría de inmadura, infantil y quejica delante de toda la clase y no estaba muy dispuesta a oír luego: "Si te vas a poner a llorar avisa, ¿vale Abbie?" o algo como "Tienes que empezar a madurar, cariño, o te quedarás sin amigos. ¡Ay! Perdona, que ya no tienes…" De verdad que no estaba dispuesta. Los últimos cinco minutos fueron lentos e interminables. El segundero cada vez iba más lento y el último avión de papel casi me dio en el ojo, aunque las hermanas Monster estaban sentadas detrás de mí.

“Mañana nos vemos, perdedora”

Sonó el timbre para librarme de aquella tortura y sólo me quedaban dos clases más.

Cuando el autobús me llevó de camino a casa, parece ser que hubo una avería en el motor y paramos justo al lado del accidente. Yo y unos cuantos más de los que viajábamos en el autobús nos acercamos para ver cómo amanceban en el “rescate de los cadáveres” como dijo un compañero de mi clase de filología, Coby, creo. Era muy gracioso, aunque la situación no lo agradecía. El coche del accidente estaba volcado y estaban intentando quitarle la parte de abajo con un soplete y a mano. La habían quitado casi del todo cuando nos avisaron de que subiéramos al autobús de nuevo. Cuando me senté en uno de los asientos de atrás, Coby apareció a mi lado:

--- Hola, Abbie ¿no? ¿Puedo sentarme?

--- Por supuesto, no creo que te claves alguna espina que yo haya puesto por si alguien se sentaba a mi lado…

--- Es broma ¿no? --- me miró con la cara asustada. ¿Acaso no era él el gracioso de los dos?

--- ¡Por supuesto!

Su cara se relajó y se sentó a mi lado. Justo en el momento en el que yo miré por la ventana, el autobús arrancó y sacaban el primero de los cadáveres y se parecía a…

--- ¡Alex! ---grité sin pensar.

Todo el autobús se dio la vuelta para ver quien había gritado y todas las miradas se centraron en mí. Al rato, como no respondía, todos siguieron a lo suyo y como siempre, sin percatarse de que yo estaba allí. Coby me seguía mirando con cara rara y un ligero rubor rosa coloreó mis mejillas. ‘Seguro que no se ha enterado me mentí a mi misma. Coby sonrió ligeramente. Era rubio y delgado, pero no mucho. Tampoco era muy alto y vestía muy bien. La sonrisa le iluminaba la cara.

--- Perdona que te lo pregunte pero… ¿quién es Alex?--- no sabía que decir. Algo como “Oh, nadie, el cadáver que ha salido de ese coche’’ no quedaría bien.

---Eeh… Era mi mejor amiga. Se marchó hace unos días y no he podido localizarla. Me ha parecido que era la chica que sacaban del coche, pero no estoy segura.

---No, esa no era tu amiga. Lo están diciendo por la radio. Escucha.

Los dos escuchábamos la radio que tenía conectada el conductor. Decía que al cadáver lo habían identificado como Donna Stepovska, una chica que estaba de vacaciones aquí desde hacía cinco días.

--- Menos mal, prometo que era casi igual que Alex… pero eso tampoco me soluciona mucho las cosas.

El resto del camino Coby y yo estuvimos hablando del instituto y de porqué estábamos los dos solos. Él era alumno nuevo este año y no había conocido a nadie.

Entré muy segura y más contenta de lo normal. Creo que mi madre se alegró por verme así. Comí un poco de lasaña que había preparado mi madre anoche. Ella se fue mientras lavaba todos los platos. Me dirigía a hacer mis deberes (que no eran pocos) como siempre, cuando empecé a oír un timbre de móvil que me resultaba familiar desde la cocina. Volví a bajar las escaleras y allí estaba otra vez ese maldito móvil. ¿Es que me estaba persiguiendo? ¿No lo había guardado mi madre? Y lo que era más importante, si no estaba cuando yo estaba recogiendo todo, ¿cómo había llegado hasta allí?

3 comentarios:

  1. ...pon otro capitulo...k me kedo con intriga jaja =)

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  2. sigue el misterio...
    !!!Megusta mucho tu historia¡¡¡
    ahora mismo me leeo el capitulo 4

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