viernes, 1 de octubre de 2010

Cap. 10: Silencio


Suspiré y puse los ojos en blanco. ¿Cómo no? Raro era que no coincidiera alguna de estas cosas, pero seguía sin tener sentido.

Suspiré y me decidí por ir al instituto. ¿Qué podía hacer sino? Tenía que ver a Coby y contarle lo que había soñado aquella noche y su relación con un dibujo que había hecho esa mañana.

Me desperecé un poco e intenté bajar las escaleras sin caerme rodando por ellas, cosa bastante difícil con mi excelente equilibrio. Además, madrugar no es lo mío. Con los ojos entre cerrados llené de cereales Frosties un tazón con leche y los calenté en el micro-ondas. Me dio un vuelco el corazón cuando de repente sonó el teléfono. Fui al salón, me senté en el sillón y lo cogí con poca gana, máxime si esa noche no había dormido suficientemente bien. Mis ojos se entornaron automáticamente al oír la voz que salía del teléfono.

--- ¿Abbie? – era Noah. Increíble que me dirigiese la palabra durante tanto tiempo seguido sin insultos… esto tenía que aparecer en el libro Guinnes de los récords.

--- ¿Sí? – mi voz sonó bastante más fuerte de lo que yo imaginaba que iba sonar. Mucho más fuerte de lo que yo me sentía.

--- Eeeh, no sé lo raro que te va a parecer esto, es una locura, sobre todo después de lo que te he hecho, de verdad que…

--- Noah, ve al grano. --- sentía ser tan dura con alguien, pero después de todo lo que ellas me habían hecho pasar desde primaria, no merecía mucho mi perdón. Aún así, me sentí un poco mal por dentro.

--- Vale, he soñado con el bosque de tu dibujo. Cuando lo vi me sonaba de algo pero no sabía de que. Tenía una sensación que no había tenido en mi vida, veía sombras en tu dibujo que no estaban y me sentía muy rara. Esta noche he soñado que me ahogaban en el lago del bosque. ¿Qué significa eso? Dime que lo sabes, por favor, dime que lo sabes. --- la inquietud que mostraba Noah no la había visto nunca en alguien como ella. Parecía que iba a llorar en cualquier momento.

Sentí tanta lástima que no pude evitar cambiar mi tono totalmente. Ella no podía saber nada de lo que yo había soñado. Ni siquiera lo sabía Coby.

--- Yo… yo tampoco lo entiendo. El dibujo lo hice involuntariamente. No sabía lo que hacía y… --- quería contarle que yo también había soñado esa noche, algo me decía que podía contar con ella, además, no había en mi cabeza ninguna voz que me dijese que no debía hacerlo. Tosí para aclararme la voz y me decidí por contárselo --- Yo también he tenido ese sueño.

Un incómodo silencio se apoderó de mi alrededor. Son esos silencios en los que lo único que se pueden decir son tonterías, así que por si acaso, puse mi propia mano sobre mi boca de tal manera que me fuese imposible pronunciar palabra. Tardó mucho en contestar, pero al final, ella rompió el silencio.

---Bueno, vamos a llegar tarde. Luego hablamos ¿vale?

Colgó sin darme tiempo a contestar. ¿No se suponía que era el perrito faldero de Heather, mi enemiga jurada?

Recuerdo cuando éramos más pequeñas, con once años, en verano. Siempre íbamos todas las chicas de clase juntas a la piscina y pasábamos el día allí. Heather y yo íbamos a todas partes juntas. Éramos inseparables. No sé muy bien qué pasó ese verano, que no nos volvimos a hablar, y de ahí pasamos a ser enemigas. Nunca me había planteado el porqué. Ni quería pensar en ello. Heather se había convertido en una persona horrible en los últimos años.

Miré el reloj en la cocina y oí una bocina en la calle. Noah tenía razón: íbamos a llegar tarde.

Me prepare todo lo rápido que pude, siempre sin sobrepasar la velocidad de la luz. Cogí la mochila y salí volando por las escaleras tropezándome a cada paso que daba.

Subí al autobús por los pelos, y el único sitio que quedaba libre era uno al final de autobús. Cuando me dí cuenta de quién estaba sentado al lado el corazón me dio un vuelco.

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