martes, 11 de mayo de 2010

Cap. 1: Pesadilla

Creo que tengo un problema: Alexandra, mi mejor amiga, se ha ido de la ciudad. Y no solo era mi mejor amiga, era mi única amiga. Llevo dos días intentando analizar la situación y cada día me parece más irreal al anterior. Pero el mayor problema es… que el número de teléfono que me dio era falso. ¿Por qué me hizo eso? No lo entiendo, éramos como uña y carne y de repente, así porque sí se iba y no me dejaba nada para seguirle la pista.



Esa mañana me desperté con muy mal humor. Por la noche había tenido pesadillas otra vez, pero esta era distinta a otras.

Estaba en una fiesta de disfraces antiguos, como los de Venecia, con bonitas máscaras y cosas así. De repente se me acercaba una chica y se levantaba la máscara. Debajo su cara estaba masacrada y se parecía mucho a Alexandra.

Me desperté gritando su nombre y empapada en sudor frío. Me quedé tumbada en la cama hasta que se me aclaraban las ideas. Estaba segura de que esa cara era la de Alex pero no sabía como reaccionar a aquello. El problema era que desde hacía unos días, muchas de esas extrañas pesadillas se hacían realidad. No exactamente como las veía, (lo que me faltaba ahora era ir a un baile de disfraces) pero siempre pasaba algo parecido así que, ¿ahora me tocaba ver la cara de Alexandra destrozada?

Aún así, me levanté de la cama y me despejé del todo lavándome la cara. Volví a mi habitación y me puse la ropa. Una camisa de tirantes y volantes rosa y unos vaqueros, nada fuera de lo normal, aunque mi armario tampoco es que derrochase estilo. Bajé las escaleras y me tomé los cereales. Como todos los días mi madre estaba en el trabajo desde muy temprano. Creo que le deprimía verme ensimismada en mis pensamientos, sin hacer caso al resto del mundo.

Después de tomarme el desayuno salí a la calle con mi mochila a esperar al autobús. Tardó un poco más de lo normal, pero nunca llegaba a la misma hora así que no me sorprendí mucho. Subí y me senté en uno de los asientos libres en la parte de atrás. Saqué mi iPod y me puse a escuchar Decode de Paramore. A los pocos segundos de que lo encendiera, el autobús arrancó y me dediqué a mirar por la ventana para ver el “maravilloso’’ paisaje que nos rodeaba: árboles, matorrales y de vez en cuando, pájaros y alguna que otra ardillita subida en un árbol. Pocos kilómetros antes de llegar al instituto, había un accidente de coche que llevaba por lo menos tres días allí sin que lograsen sacar los cadáveres.

Ese día no me esperaba nada interesante en el instituto, solo las habituales burlas de Heather y Noah. En cuanto entré por la puerta del hall, allí estaban las dos.

--- Chist, chist, perdedora, sí, tú, Abbie --- susurró Noah mientras Heather se partía de risa --- ¿sabes que eres una infeliz sin amigos?

Me daba absolutamente igual lo que dijeran ellas dos, lo que me fastidiaba es que no podía evitar pensar en Alex cuando decían aquello.

Después de las maravillosas clases con mis siempre simpáticos profesores y de unos cuantos super entretenidos trabajos que hacer para la semana que viene, salí del edificio para dirigirme hacia el autobús que esperaba para llevarnos a todos los estudiantes sin coche a casa, pero no sé porqué, me apeteció volver andando. Al kilómetro, estaba muy cansada. Había sido una mala idea, sobretodo porque mi mochila estaba llena a reventar.

El paseo fue, ¿cómo decirlo?, una tortura. A saber de donde había sacado la idea… Justo antes de llegar a casa, en una especie matorral al lado de la carretera, encontré un móvil lila con diamantitos de pega. Me sonaba mucho pero no sabía de qué. Ni siquiera sabía porqué me había fijado precisamente en ese matorral, porque no había escasez de matorrales precisamente. Aún así, lo cogí y lo metí en mi muy apretada mochila.

Llegué ha casa bastante tarde, así que mi madre ya no estaba. Genial. Tenía que decirle que iba a estar muy ocupada esta tarde. Me calenté la comida y comí bastante distraída, pensando en Alex y el móvil que encontré… ¿tendrían alguna relación?

Seguí sin pensar en nada y a la vez en todo hasta que sonó el timbre. No esperaba a nadie y mi madre no podía ser, así que me asusté un poco al principio porque no tengo a nadie conocido que quisiera visitarme… Tampoco pensaba que se pasaría alguno de los amigos de mi madre porque mi casa estaba en medio de la nada y no creo que nadie se pasase por allí.

Fui directamente a abrir la puerta, bastante decidida después de ver mi faceta asustadiza, pero… al abrir la puerta no había nadie. Miré a los dos lados por si acaso estaba escondido o había echado a correr, pero tampoco había rastro de ninguna persona. Algo me llamó la atención en el felpudo y vi un sobre morado encima de él. Me agaché y lo cogí. Dentro había una nota amarillenta, con aspecto antiguo, aunque creo que no lo era.

“Ese móvil es mío, Abbie, si no, ¿por qué te suena?”

Era bastante extraño… además, un sobre no puede llamar al timbre solo…

9 comentarios:

  1. :D
    as escrito poco todaviia,
    pero m gstaa como va la historia..
    unbeso!

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  2. Gracias Silvia!
    Os aseguro que los comentarios ayudan mucho!

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  3. http://readlpv.blogspot.com/

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  4. WOOOO por fin algo diferente, me está gustando =)

    jaja me entró la risa con lo de Decode de Paramore jaja ¿no me habré puesto a escuchar yo veces la canción en mi iPod al subir al tren?
    LOL!

    Besotes

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  5. Primaaa me encanta
    Sigue así y llegarás muy lejos
    Ánimo y sigue escrbiendo, podrás escribir un libro...
    Un besoo¡¡¡¡ tequieroo¡

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  6. Me ha gustado mucho la historia. Espero poder leer todos los capitulos. Sigue así que está muy interesante.
    Besos de tu primo

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  7. wow me da un poco de miedo
    peroesta buena
    seguire leyendo *.*

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  8. Hola, me tope con tu blog, despues de ver otro blog y Uy, me parecio interesante tu historia, seguire leyendote.
    Saludos, desde México :]

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