viernes, 29 de octubre de 2010

Cap. 11: Información


Miré a los verdes ojos de Coby que me observaban con una expresión que no supe bien cómo descifrar. Quizás de admiración.

- Buenos días Abs. ¿Qué tal estás hoy? - una sonrisa iluminó por completo su cara. Si serio era guapo, sonriendo aún más. Y creedme: serio era guapo.--- Abbie, ¿estás bien?

- ¿Eh? Sí, sí. Por supuesto-forcé una sonrisa que estoy segura de que parecía natural. Soñar despierta se me daba demasiado bien.

-Me alegro.-la verdad, realmente parecía contento de verme bien.

- Oye, ¿ayer viniste a clase?

-No, ¿por? - Perfecto, ahora alucinaciones. Seguramente me estaba volviendo loca.

-Porque creí verte, nada más.

Estuvimos mucho rato sin hablar. Mucho, mucho rato. La verdad es que se me hizo eterno. El corazón me latía a mil por hora y no paraba de morderme el labio. Me parecía que se iba a acabar haciendo una herida. De vez en cuando le miraba de reojo, por el mero hecho de comprobar que no se había volatilizado… de nuevo. ¿Debería contarle lo de anoche? No estaba segura. Con Noah había sido más fácil. ¿Por qué?

La respiración se me aceleraba por segundos. Deseaba salir en seguida de aquel autobús. Todo el remordimiento que me corroía se iba acumulando más y más en el aire del vehículo.

Cuando al fin llegamos a las puertas del instituto Napoleón, Coby no parecía haberse dado cuenta de mi lívida cara. Intenté aparentar toda la normalidad posible, sin arremeter contra la puerta, ni nada parecido. Con tranquilidad cogí la mochila y salí del autobús con paso decidido pero no muy apresurado. Hay que lograr mantener las apariencias, pensé. Me despedí de Coby con una sonrisa justo antes de entrar a clase de biología me topé con Noah de frente. Seguramente ésta era una de las clases en lasque no coincidía ella y Heather.

- ¿Es verdad que tú también...? - preguntó con los ojos llorosos.

- ¿Por qué tendría que haberte mentido? Es decir, ¿de qué me serviría? - inquirí.

- Entonces, ¿no me voy a ahogar? - esperaza. Los ojos de Noah son como ventanas a su alma.

- No lo creo. La verdad es que es bastante improbable ahora mismo. ¿Estás planeando una excursión al lago?

- No.

- Ahí lo tienes.

-Me quitas un gran peso de encima - su cara ya no era la que me había topado hacía unos momentos. - Aún así, no entiendo cómo hemos podido tener ese sueño las dos. La misma noche. Y además el dibujo… No tiene sentido - dijo como si allí se hallase la solución.

- Bienvenida a mi mundo… ---susurré.

La verdad es que me sentía mejor sabiendo que no era la única que tenía esas extrañas pesadillas, aunque seguro que Noah no recibía extrañas notas ni llamadas extravagantes. ¿Estaba delante de una fiel aleada o de un topo inspeccionando terreno enemigo?

Mi mente no dejaba de hacerse estas preguntas durante toda la clase siguiente, aunque algo dentro de mí me decía que podía confiar en ella, cuantas más vueltas le daba, más raro se hacía. Tenía que hablar seriamente con Noah. Sería bueno aprovechar esta tarde porque de momento no habían mandado muchos deberes.

viernes, 1 de octubre de 2010

Cap. 10: Silencio


Suspiré y puse los ojos en blanco. ¿Cómo no? Raro era que no coincidiera alguna de estas cosas, pero seguía sin tener sentido.

Suspiré y me decidí por ir al instituto. ¿Qué podía hacer sino? Tenía que ver a Coby y contarle lo que había soñado aquella noche y su relación con un dibujo que había hecho esa mañana.

Me desperecé un poco e intenté bajar las escaleras sin caerme rodando por ellas, cosa bastante difícil con mi excelente equilibrio. Además, madrugar no es lo mío. Con los ojos entre cerrados llené de cereales Frosties un tazón con leche y los calenté en el micro-ondas. Me dio un vuelco el corazón cuando de repente sonó el teléfono. Fui al salón, me senté en el sillón y lo cogí con poca gana, máxime si esa noche no había dormido suficientemente bien. Mis ojos se entornaron automáticamente al oír la voz que salía del teléfono.

--- ¿Abbie? – era Noah. Increíble que me dirigiese la palabra durante tanto tiempo seguido sin insultos… esto tenía que aparecer en el libro Guinnes de los récords.

--- ¿Sí? – mi voz sonó bastante más fuerte de lo que yo imaginaba que iba sonar. Mucho más fuerte de lo que yo me sentía.

--- Eeeh, no sé lo raro que te va a parecer esto, es una locura, sobre todo después de lo que te he hecho, de verdad que…

--- Noah, ve al grano. --- sentía ser tan dura con alguien, pero después de todo lo que ellas me habían hecho pasar desde primaria, no merecía mucho mi perdón. Aún así, me sentí un poco mal por dentro.

--- Vale, he soñado con el bosque de tu dibujo. Cuando lo vi me sonaba de algo pero no sabía de que. Tenía una sensación que no había tenido en mi vida, veía sombras en tu dibujo que no estaban y me sentía muy rara. Esta noche he soñado que me ahogaban en el lago del bosque. ¿Qué significa eso? Dime que lo sabes, por favor, dime que lo sabes. --- la inquietud que mostraba Noah no la había visto nunca en alguien como ella. Parecía que iba a llorar en cualquier momento.

Sentí tanta lástima que no pude evitar cambiar mi tono totalmente. Ella no podía saber nada de lo que yo había soñado. Ni siquiera lo sabía Coby.

--- Yo… yo tampoco lo entiendo. El dibujo lo hice involuntariamente. No sabía lo que hacía y… --- quería contarle que yo también había soñado esa noche, algo me decía que podía contar con ella, además, no había en mi cabeza ninguna voz que me dijese que no debía hacerlo. Tosí para aclararme la voz y me decidí por contárselo --- Yo también he tenido ese sueño.

Un incómodo silencio se apoderó de mi alrededor. Son esos silencios en los que lo único que se pueden decir son tonterías, así que por si acaso, puse mi propia mano sobre mi boca de tal manera que me fuese imposible pronunciar palabra. Tardó mucho en contestar, pero al final, ella rompió el silencio.

---Bueno, vamos a llegar tarde. Luego hablamos ¿vale?

Colgó sin darme tiempo a contestar. ¿No se suponía que era el perrito faldero de Heather, mi enemiga jurada?

Recuerdo cuando éramos más pequeñas, con once años, en verano. Siempre íbamos todas las chicas de clase juntas a la piscina y pasábamos el día allí. Heather y yo íbamos a todas partes juntas. Éramos inseparables. No sé muy bien qué pasó ese verano, que no nos volvimos a hablar, y de ahí pasamos a ser enemigas. Nunca me había planteado el porqué. Ni quería pensar en ello. Heather se había convertido en una persona horrible en los últimos años.

Miré el reloj en la cocina y oí una bocina en la calle. Noah tenía razón: íbamos a llegar tarde.

Me prepare todo lo rápido que pude, siempre sin sobrepasar la velocidad de la luz. Cogí la mochila y salí volando por las escaleras tropezándome a cada paso que daba.

Subí al autobús por los pelos, y el único sitio que quedaba libre era uno al final de autobús. Cuando me dí cuenta de quién estaba sentado al lado el corazón me dio un vuelco.