- Buenos días Abs. ¿Qué tal estás hoy? - una sonrisa iluminó por completo su cara. Si serio era guapo, sonriendo aún más. Y creedme: serio era guapo.--- Abbie, ¿estás bien?
- ¿Eh? Sí, sí. Por supuesto-forcé una sonrisa que estoy segura de que parecía natural. Soñar despierta se me daba demasiado bien.
-Me alegro.-la verdad, realmente parecía contento de verme bien.
- Oye, ¿ayer viniste a clase?
-No, ¿por? - Perfecto, ahora alucinaciones. Seguramente me estaba volviendo loca.
-Porque creí verte, nada más.
Estuvimos mucho rato sin hablar. Mucho, mucho rato. La verdad es que se me hizo eterno. El corazón me latía a mil por hora y no paraba de morderme el labio. Me parecía que se iba a acabar haciendo una herida. De vez en cuando le miraba de reojo, por el mero hecho de comprobar que no se había volatilizado… de nuevo. ¿Debería contarle lo de anoche? No estaba segura. Con Noah había sido más fácil. ¿Por qué?
La respiración se me aceleraba por segundos. Deseaba salir en seguida de aquel autobús. Todo el remordimiento que me corroía se iba acumulando más y más en el aire del vehículo.
Cuando al fin llegamos a las puertas del instituto Napoleón, Coby no parecía haberse dado cuenta de mi lívida cara. Intenté aparentar toda la normalidad posible, sin arremeter contra la puerta, ni nada parecido. Con tranquilidad cogí la mochila y salí del autobús con paso decidido pero no muy apresurado. Hay que lograr mantener las apariencias, pensé. Me despedí de Coby con una sonrisa justo antes de entrar a clase de biología me topé con Noah de frente. Seguramente ésta era una de las clases en lasque no coincidía ella y Heather.
- ¿Es verdad que tú también...? - preguntó con los ojos llorosos.
- ¿Por qué tendría que haberte mentido? Es decir, ¿de qué me serviría? - inquirí.
- Entonces, ¿no me voy a ahogar? - esperaza. Los ojos de Noah son como ventanas a su alma.
- No lo creo. La verdad es que es bastante improbable ahora mismo. ¿Estás planeando una excursión al lago?
- No.
- Ahí lo tienes.
-Me quitas un gran peso de encima - su cara ya no era la que me había topado hacía unos momentos. - Aún así, no entiendo cómo hemos podido tener ese sueño las dos. La misma noche. Y además el dibujo… No tiene sentido - dijo como si allí se hallase la solución.
- Bienvenida a mi mundo… ---susurré.
La verdad es que me sentía mejor sabiendo que no era la única que tenía esas extrañas pesadillas, aunque seguro que Noah no recibía extrañas notas ni llamadas extravagantes. ¿Estaba delante de una fiel aleada o de un topo inspeccionando terreno enemigo?
Mi mente no dejaba de hacerse estas preguntas durante toda la clase siguiente, aunque algo dentro de mí me decía que podía confiar en ella, cuantas más vueltas le daba, más raro se hacía. Tenía que hablar seriamente con Noah. Sería bueno aprovechar esta tarde porque de momento no habían mandado muchos deberes.